Estamos en medio de un proceso, que no es único para Chile. Un proceso de cambios de paradigma, es decir, formas de pensar y de hacer. Los sistemas tradicionales tanto de gobierno, como comerciales, educacionales, de salud, etc., han mostrado ya no ser eficientes.
Además de todos estos cambios que nuestra sociedad está experimentando (que se darán querámoslo o no, más pronto de lo que imaginamos), existen grupos de presión y de opresión altamente financiados y organizados, que podemos llamar "pseudo gobierno o gobierno paralelo", cuyo objetivo es desestabilizar a las instituciones e imponer una nueva forma de dominio. Solo que estos grupos, están altamente armados, y no buscan precisamente la armonía, pero si, están atentos y tomando constantemente el pulso al descontento social, para aprovechar momentos de alzamiento y así, penetrar.
Nos encontramos en momentos decisivos e históricos. La solución, que por cierto no es fácil de obtener, es poder llegar a un acuerdo social. Esto es, una nueva forma concertada de definir sociedad. Para ello es necesaria la voluntad de dialogo, que todas las voces estén presentes y sean oídas. Llegar a un acuerdo social, implica definir cuales serán los valores que la sociedad acoja como suyos desde hoy, que será y no permisible, y cuales serán las sanciones para quienes transgredan.
Chile está posicionado en este momento histórico, para servir de modelo y liderar un proceso de cambios estructurales en el país y que potencialmente sirva de modelo a otros países latinoamericanos. No es casualidad, que este "movimiento" haya tenido su origen en Chile. Después de todo, la estrategia más efectiva para destruir un sistema generalmente comienza por desestabilizar la estructura más sólida de este. Las decisiones que se logren a partir de los acuerdos a los que arriben quienes conformen la mesa de dialogo, no solo representarán la voz de quienes estén dispuestos a ser parte de este cambio paradigmático, sino que, además, tendrán consecuencias en todo quehacer social desde ahora en adelante.
Teresa Valenzuela Rubio